Intenta escribir tus pensamientos inquietantes y preocupaciones en un diario o grábalos. Elige un momento para empezar cuando te sientas moderadamente ansioso/a. Puedes incluso programar diez minutos cada día «para preocuparte», de modo que cada vez durante el día pospongas tus pensamientos para un momento del día destinado a ellos.

Después de escribir o anotar tus pensamientos o preocupaciones, una buena forma de comprobar su exactitud es hacerte algunas preguntas:

¿Qué pruebas hay a favor y en contra de lo que pienso?

¿Estoy sacando conclusiones negativas?

¿Qué más podría significar?

Si pensaría en positivo, ¿cómo vería esta situación?

¿Hay algo bueno en esta situación?

¿Me ayuda esta forma de pensar a alcanzar mis objetivos?

¿Qué puedo hacer para resolver el problema?

¿Hay algo que pueda aprender de esta situación para hacerlo mejor la próxima vez?

Si alguien cercano compartiera conmigo estos pensamientos o preocupaciones, ¿qué le diría?